MOMENTOS DE COMPASION

Tengo compasión de la multitud, porque ya hace tres días que permanecen conmigo y no tienen que comer. Marcos 8:2

La compasión es un imperativo del liderazgo de calidad. Sin ella, el liderazgo es frio, egocéntrico y tiránico. La clase de líder que produce resultados permanentes y positivos, que duran por la eternidad, tendrá compasión. Si usted no se interesa sinceramente en aquellos a quienes usted dirige y en aquellos a quienes sirve, retírese del liderazgo. Si no, hará más mal que bien.
Aquí tenemos un caso en que un líder actuó con sabiduría y compasión sencillamente porque había una necesidad que resolver en ese mismo momento. A veces el líder tiene que demorar sus planes inmediatos a fin de entender a los que siguen. Por ejemplo, quizás usted tenga que posponer una reunión, cambiar sus planes de viaje o volver de sus vacaciones antes de lo previsto debido a los problemas entre sus colaboradores. En dichos casos, el líder puede prender una luz o “maldecir las tinieblas”. Jesús aprovecho esta oportunidad para (1) suplir las necesidades de la gente (2) volver a enseñar a sus discípulos acerca de su providencia para con su pueblo y (3) obrar un maravilloso milagro que nunca olvidarían. Al hacerlo, convirtió lo que podría haber sido un desastre en un triunfo sorprendente.
Aquí tenemos también una lección secundaria. Este es el segundo caso de alimentación milagrosa en Marcos. El primero, en Marcos 6:30-44, sucedió en Israel e incluyo a un público mayormente judío. Esto sucede en Decapolis e incluye mayormente a gentiles. Algunos críticos imaginan que los escritores de los evangelios por alguna razón, inventaron dos relato, pero una comparación aun superficial muestra muchos puntos de contraste.
El líder no debe sorprenderse cuando surgen los mismos problemas vez tras vez. Si anda con un gran gentío en el desierto, no se sorprenda de que les dé hambre y sed.
A veces el líder se queja o parece sorprendido cuando los problemas aparecen, a veces con diferentes públicos. Cundo los problemas se repiten, no siempre es señal de que hubo falta de planificación.
Jesús no parece molesto ni nervioso en este pasaje, como no le pareció en la ocasión anterior. Simplemente ve la necesidad y toma los pasos ´para suplirla. ¡Qué lección tan sencilla, pero cuanto la necesitamos!