Evangelistajuan's Blog
La mentalidad del Reino

“¿NO HABÉIS PODIDO VELAR UNA HORA CONMIGO?”


Esta pregunta de Jesús manifiesta un misterio asombroso. Ella cambia en profundidad la idea que
nos hacemos de Dios y nos hace percibir la “debilidad” del Señor. Aquí se expresa la locura de Dios que
es más sabia que todas nuestras sabidurías. Detrás de esta pregunta hay una revelación: El Todopoderoso,
hecho hombre, nos necesita. La humanidad de Dios es tan humana que echa de menos nuestra cercanía.
En la hora del amor total, después de haber entregado su cuerpo y su sangre, Jesús siente la
angustia de la decisión última.
Se dirige al huerto para decirle a su Padre, en la intimidad, que sólo quiere hacer su voluntad. En
ese momento se juega el todo de su vida y la validez de su mensaje. No quiere estar solo en tal instante.
Tomando a los más íntimos les suplicó que velaran con Él. Como nunca, entonces, necesitó a los que en
la cena llamó amigos… pero ellos se durmieron. Los había elegido para que estuvieran con Él y en el
momento de mayor necesidad se les cargaron los ojos de sopor y el temor pudo más que la amistad. “¿No
habéis podido velar una hora conmigo?”
En medio del dolor del mundo, esta pregunta vuelve a resonar en nuestro oído. La humanidad de
Dios nos pide cercanía…, cercanía a Él y a los que sufren. Cuando una pareja joven recibe a un hijo
deforme, cuando un hombre ve morir a su esposa, ante una enfermedad incurable del amigo o ante el
fracaso de todos los proyectos sólo queda callar y acompañar. Pero eso no tiene precio.
Para acompañar no se necesita ser ni muy sabio ni muy inteligente ni muy rico. No hacen falta
palabras. Allí sobran las cosas. Se necesita olvido de sí mismo para estar cerca del alma. Es muy simple.
Es necesario no pensar tanto en las penas propias ni en los defectos o proyectos. A menudo le ofrecemos
a Dios nuestro trabajo, pero en la hora del huerto no se trata de que trabajemos por Él ni que lo ayudemos
a continuar su obra. Eso por cierto es necesario… pero la tarea más importante de los apóstoles y de los
cristianos es más honda y misteriosa. Esta pregunta nos quiebra los esquemas y establece una relación que
nunca podríamos soñar. Dios nos pide que en la hora suprema de su dolor y de su entrega, estemos cerca
acompañándolo al menos una hora. Dios se pone a nuestra altura. Tal vez mejor, se pone más bajo que
nosotros.
Nos queda el consuelo que nadie es tan pequeño que no pueda acompañar a Dios… y acompaña
mejor el que es más pobre, el que ha sufrido, el que calla y escucha. No es mejor acompañante el que es
más fuerte, sino el que es más humano.
Mientras haya sufrimiento en el mundo esta pregunta seguirá resonando. ¿Desde dónde me pide
hoy Jesús que vele con Él: Dios quiera que al caer la noche el Señor no tenga que repetir esa pregunta.
“¿Cómo podéis estar durmiendo?” “¿No habéis podido velar una hora conmigo?”

2 respuestas to ““¿NO HABÉIS PODIDO VELAR UNA HORA CONMIGO?””

  1. excelente y muy bendecido blog, Dios le bendiga ricamente, creo de corazon que el Señor me enseño algo distinto hoy, ¡estar mas cerca de El¡¡ 🙂

  2. Una hora de oración Con Cristo, vale mas que 100 rezos…


Replica a oscar cardenas Cancelar la respuesta